Del gorjeo a sus primeras palabras

Por: Sandra Patricia Aguja Z.
Antes de escuchar sus primeras palabras, tendrás “charlas” muy gratificantes con tu bebé a través de sus sonrisas y muecas, incluso desde su primer mes de vida. Más adelante, gracias al desarrollo de sus destrezas sociales, moverá sus labios, no sólo para sonreír, sino para realizar ruidos y gorjeos, como preámbulo a la pronunciación de sus primeras palabras.


¿Cómo aprende a hablar tu hijo? Como todo en el mundo de los bebés, es un proceso que se va desarrollando con su crecimiento y la adquisición de nuevas destrezas. Sin embargo, y a pesar de ser algo normal en su evolución, tu pequeño aprenderá esta habilidad sin mayores contratiempos si, desde su primer día de nacido, le hablas con palabras de amor y cariño. Al escucharte, lo más seguro es que te responda con una sonrisa –la mejor recompensa a tus mimos–, para manifestarte que aprecia tus cuidados y que se siente bien.
Cuando te sonría préstale más atención, porque este gesto, con el llanto y los movimientos de su cuerpo, son las únicas maneras con que cuenta tu bebé para comunicarte sus necesidades y socializar contigo. Esta es la primera etapa del desarrollo de su lenguaje. Al cumplir los 2 o 3 tres meses, iniciará con la siguiente, porque comenzará a balbucear y a imitar muchos de tus movimientos faciales, para llamar tu atención; por ejemplo, si le sacas la lengua, posiblemente te responda con el mismo gesto, porque este comportamiento hace parte de su desarrollo social.

¿Cómo puedes estimular a tu bebé?

  • 0-3 meses. Como el lenguaje se aprende a través de la imitación, cada vez que tu recién nacido esté despierto hazle gestos, sonidos y voces divertidas. Además, háblale y cántale. Cuando pronuncies cada una de tus palabras, para llamar su atención, hazlo con diferentes tonos y volúmenes. También puedes reírte con él y leerle cuentos. La lectura diaria es el mejor método para que tu bebé aprenda a hablar.


Con toda esta información de sonidos que recibe del exterior, cuando menos lo pienses, lo sorprenderás haciendo ruidos y gorgoritos. Para entablar “conversaciones” con tu pequeño hablador, repite cada uno de sus sonidos.


  • 4-6 meses. Sus sonidos iniciales poco a poco los irá cambiando por balbuceos, incluso en tonalidades diferentes, como si estuviera bajando y subiendo la voz. Más adelante los convertirá en sílabas, las más comunes que pronunciará tu bebé son: “ba”, “da”, “ga”, “ma” y “pa”.


Durante estos meses es importante que continúes hablándole tanto como puedas. Para que no te quedes sin parlamentos, explícale todo lo que haces cuando lo bañas o le cambias el pañal, o nómbrale cada uno de los objetos que tienes en casa o en su habitación.


  • 6-12 meses. Al iniciar su sexto mes, comenzará a imitar realmente los sonidos de las palabras. Si alguno le gusta, lo repetirá constantemente. Por eso, en esta etapa, es importante que le repitas palabras sencillas como mamá, papá, bebé…


A pesar de que su lenguaje no sobrepase más de 3 palabras, a sus siete meses tu hijo entenderá gran parte de lo que le dices y comenzará a unir sílabas, por lo que cualquier día te dirá “mamá”.

Como estímulo en estos meses, continúa leyéndole cuentos que contengan ilustraciones grandes y sencillas de muchos colores. Como corresponde con su etapa oral, es inevitable que se los lleve a la boca. Por eso, adquiere para su lectura cuentos especiales para esta etapa de su desarrollo, como los de tela o los fabricados en vinilo, porque son materiales a prueba de bocas. Mientras le lees, hazle preguntas como: “¿De qué color es el sol?”, “¿Dónde está el cuadrado rojo?”, etc., así aprenderá nuevas palabras, que en algún momento, comenzará a pronunciar.
Antes de cumplir su primer año, hacia su octavo mes, desarrollará el lenguaje de señas. Su forma ideal de expresarse será uno de sus deditos, lo utilizará cada vez que quiera comunicarte algo. Es importante que en esta etapa contextualices con palabras todo lo que te indica; por ejemplo, si te señala su vaso porque quiere agua, dile: “¿Tienes sed?”, “¿Quieres tomar un poco de agua?”. Al actuar de esta manera, le estarás enseñando todas aquellas palabras que se encuentran a su alrededor y la forma de expresarlas. Como todo en su desarrollo, este comportamiento es provisional mientras aprende a comunicarse con palabras.


  • 1-2 años. Repite sonidos para llamar tu atención y entiende instrucciones sencillas. Aprende el concepto del “no”, que te lo expresa moviendo su cabecita de lado a lado. En esta etapa también aprende a decirte adiós con su manita y se señala algunas partes de su cuerpo. Sus primeras palabras las pronuncia con cambios en su entonación, ahora esta destreza social se parece más al lenguaje normal. Ya dice “papá” y “mamá”, conoce los nombres de los objetos que lo rodean y sigue instrucciones.




  • 2-3 años. Señala cada objeto, color, etc., que le nombras. Repite las palabras que escucha, nombra las ilustraciones de sus cuentos, sabe los nombres de quienes se encuentran a su alrededor y construye frases con dos y cuatro palabras. Al cumplir su tercer año sigue instrucciones más complejas; sabe su nombre y edad; se reconoce como niño o niña; y la gran mayoría de las palabras que pronuncia se le entienden.




  • 4-5 años. Para estimular el conocimiento de más palabras, cántale, relátale cuentos y háblale con mucha claridad. Al cumplir su cuarto año, sabrá pronunciar su nombre, nombrar los colores y números, ampliará el uso de pronombres y sabrá el uso correcto de él y de ella.



¿Cuándo preocuparte?

  • Si a los 3 meses no responde a ruidos fuertes ni hace sonidos.

  • Si a los 4 meses no sonríe.

  • Si a los 6 meses no emite sonidos de vocales, no reacciona a los sonidos de su alrededor, no se ríe ni realiza sonidos.

  • Si a los 7 meses no balbucea ni imita sonidos.

  • Si al año no pronuncia palabras sencillas, como mamá o papá, o no señala lo que quiere.

  • Si a los 2 años no arma frases.

  • Si los 3-4 años su pronunciación es poco clara o no entiende conceptos ni sigue instrucciones.

  • Si a los 5 años no responde a las instrucciones, no puede decir su nombre con sus apellidos y no usa correctamente las palabras. También debes preocuparte si no expresa sus experiencias y sentimientos.


En todos estos casos es conveniente que lleves a tu bebé al pediatra, porque puede estar presentando un problema auditivo que está afectando o interfiriendo con el desarrollo de su habla.
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